domingo, 31 de enero de 2010

Mi frambueso

Voy a estrenarme en el blog hablando de mi frambueso.

Hace poco me han regalado un esqueje de frambueso. Venía dentro de una caja de cartón, envuelto en una bolsa de plástico con serrín para que se conserven mejor las raíces. La verdad es que me ha hecho mucha ilusión, ya me imagino comiendo frambuesas y todo.




Los frambuesos son grandes arbustos, de fácil cultivo (para mi fortuna) que pueden llegar a alcanzar los 2,5 - 3 metros como máximo. También crecen mucho a lo ancho. Por lo que tengo entendido es un arbusto con espinos, y al parecer hay muchos tipos. Necesitan mucha humedad, y para que de frutos hay que proporcionarles mucho abono.

Estaba esperando a terminar los exámenes para plantar el frambueso, pero parece que el frambueso no se ha podido esperar a que acabe de estudiar, y han empezado a salirle algunas ramas con hojas, todo esto sin tierra, agua, abono ni nada de nada.




La naturaleza es sabia, si ha empezado a crecer ya es porque hay que plantarlo ya. Por eso mismo fui corriendo a comprar una buena maceta de 40 x 40 cm (no tengo terreno para plantar, mis cultivos están limitados al tamaño de la maceta). También compré tierra, que me quedaba poca, y mucho abono (pero en sustrato, no líquido).

Hace un par de días planté el frambueso.

A la hora de plantarlo, tal como indican las instrucciones de la caja, puse las raíces en remojo. Mezclé el abono con tierra, y llené más de media maceta. Metí dentro el esqueje y el resto lo cubrí solo con tierra.




Regué abundantemente, dejando el plato lleno de agua para que lo fuese absorbiendo poco a poco. Como tengo un ligero problema desde que tengo perro (me lo destroza todo), hasta que no sea mayor y tenga capacidad de aprender, las plantas estarán en el interior de la casa. Así que he dejado al frambueso en una habitación bien iluminada, junto a una ventana siempre abierta, para que no coja hongos por el exceso de humedad (al parecer son frecuentes los hongos). Lo bueno de dejar las plantas dentro es que las protejo de las indeseables babosas y demás plagas.

Al día siguiente, las nuevas ramas que habían empezado a brotar de forma tan vigorosa estaban lacias, sin fuerza, caídas sobre la tierra, una desilusión muy grande me invadió, como si todo el esfuerzo hubiese sido en vano.

Hoy, dos días después, parece que por fin está recuperando fuerza y empezando a enderezarse, pero todavía le queda mucho por crecer.




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